El mundo conocido
"The Known World"("El Mundo Conocido", de Edward P. Jones, ed. Tropismos) es una de esas novelas que son capaces de retorcerte el corazón y hacer que la impotencia y la resignación sean tus sentimientos predominantes durante la mayor parte de su lectura. También es una de esas novelas en la que los momentos de crueldad e inhumanidad superan con creces a las efímeras muestras de bondad y amor. Efímeras, pero están ahí, mostrándonos las dos caras del rostro humano. El bien deambula tímidamente tratando de ocultarse por vivir en un medio tan hostil, alrededor de los hombres y mujeres que lo habitan. El bien es perseguido, mientras el mal se alimenta de acciones que le son agradables, pero nunca se sacia.
Esta es la novela de la Esclavitud (pocos años antes de la Guerra Civil), aquella institución que tanto costó erradicar, vista desde una amplia gama de puntos de vista y de personajes, pero que evita (al menos explícitamente) manifestarse en favor de uno u otro, manteniendo al narrador como simple observador objetivo de los hechos. Desfilan una gran multitud de personajes, tratados desde un enfoque bidimensional, como el hombre más rico del condado, el gran hacendado o el capataz de la plantación, Moses, un hombre solitario al que le gusta irse al bosque por las noches a encontrarse consigo mismo, que unas veces destila odio, pero otras compasión y pena. Y por supuesto, el personaje sobre el que principalmente gira la novela, Henry Townsend, un hombre negro que habiendo conseguido la libertad pasó a poseer como propiedad a personas de su misma raza. No, ellos no estaban exentos de la maldad, eran seres humanos como los blancos. Querría rescatar la escena en la que Henry les dice a sus padres (que fueron los que le liberaron) que ha comprado esclavos:
La novela sirve de diagnóstico de una sociedad, la del Sur esclavista, en plena decadencia moral, que si no se desmoronaba por algo externo a ella, agonizaría lentamente caminando hacia un fin inexorable y necesario, como el soldado herido de muerte que camina hacia ningún lugar, siendo incapaz de aceptar la muerte.
Parafraseando a Lincoln en su discurso de la Casa Dividida, una sociedad en la que coexisten los hombres libres y los esclavos no puede perdurar. Una sociedad en la que una parte de los seres humanos (caracterizada por su color oscuro) es tratada como propiedad no puede perdurar. Al final explotará, parece inevitable.
En la última parte de la novela, entramos en estado de shock por todos los sucesos dramáticos que acontecen: asesinatos a sangre fría sin sentido, secuestros de un hombre libre...
Pero, tras tanta crueldad, el final nos deja ver un leve destello de luz, la luz del amor al prójimo entre esclavos. Dejando de lado el rencor que podrían sentir, una familia de esclavos da de comer y se preocupan por otro esclavo, Moses, al que le cortaron el tendón de Aquiles y yace en la cama de su cabaña, en la más triste oscuridad y soledad. La madre de la familia nunca se acuesta sin pensar en voz alta: "Me pregunto si Moses habrá comido ya".
El autor, tan inteligentemente, nos ofrece esperanza en un medio y época tan hostil, al estilo de como lo hizo Steinbeck en el final de "Las Uvas de la Ira".
La esperanza de que el bien venza al mal, y el amor se interponga a todo sentimiento de odio. Pero para eso tendremos que esperar.
PD: No quiero despedirme sin citar estas breves líneas en la primera
página de la novela:
Esta es la novela de la Esclavitud (pocos años antes de la Guerra Civil), aquella institución que tanto costó erradicar, vista desde una amplia gama de puntos de vista y de personajes, pero que evita (al menos explícitamente) manifestarse en favor de uno u otro, manteniendo al narrador como simple observador objetivo de los hechos. Desfilan una gran multitud de personajes, tratados desde un enfoque bidimensional, como el hombre más rico del condado, el gran hacendado o el capataz de la plantación, Moses, un hombre solitario al que le gusta irse al bosque por las noches a encontrarse consigo mismo, que unas veces destila odio, pero otras compasión y pena. Y por supuesto, el personaje sobre el que principalmente gira la novela, Henry Townsend, un hombre negro que habiendo conseguido la libertad pasó a poseer como propiedad a personas de su misma raza. No, ellos no estaban exentos de la maldad, eran seres humanos como los blancos. Querría rescatar la escena en la que Henry les dice a sus padres (que fueron los que le liberaron) que ha comprado esclavos:
Su padre: "No vuelvas a Egipto cuando Dios ya te haya sacado de allí"
Él contesta: "Nadie me dijo nunca que eso no estuviera bien [...]. No he hecho nada que un hombre blanco no pueda hacer. No he vulnerado la ley"
La novela sirve de diagnóstico de una sociedad, la del Sur esclavista, en plena decadencia moral, que si no se desmoronaba por algo externo a ella, agonizaría lentamente caminando hacia un fin inexorable y necesario, como el soldado herido de muerte que camina hacia ningún lugar, siendo incapaz de aceptar la muerte.
Parafraseando a Lincoln en su discurso de la Casa Dividida, una sociedad en la que coexisten los hombres libres y los esclavos no puede perdurar. Una sociedad en la que una parte de los seres humanos (caracterizada por su color oscuro) es tratada como propiedad no puede perdurar. Al final explotará, parece inevitable.
En la última parte de la novela, entramos en estado de shock por todos los sucesos dramáticos que acontecen: asesinatos a sangre fría sin sentido, secuestros de un hombre libre...
Pero, tras tanta crueldad, el final nos deja ver un leve destello de luz, la luz del amor al prójimo entre esclavos. Dejando de lado el rencor que podrían sentir, una familia de esclavos da de comer y se preocupan por otro esclavo, Moses, al que le cortaron el tendón de Aquiles y yace en la cama de su cabaña, en la más triste oscuridad y soledad. La madre de la familia nunca se acuesta sin pensar en voz alta: "Me pregunto si Moses habrá comido ya".
El autor, tan inteligentemente, nos ofrece esperanza en un medio y época tan hostil, al estilo de como lo hizo Steinbeck en el final de "Las Uvas de la Ira".
La esperanza de que el bien venza al mal, y el amor se interponga a todo sentimiento de odio. Pero para eso tendremos que esperar.
PD: No quiero despedirme sin citar estas breves líneas en la primera
página de la novela:
"Era el único hombre de la zona, esclavo o libre, que comía tierra, [...] lo hacía no sólo para descubrir los puntos fuertes y débiles del campo, sino porque el hecho de comerla le vinculaba con lo único de su pequeño mundo que significaba tanto como su propia vida"