Friday, February 23, 2007

La más dulce mentira

Es la luz de la luna lo que nos abre los ojos y nos hace volver al mundo real en el que seguimos viviendo inexorablemente. Es la luz de la luna que, como el sonido del despertador cada mañana nos arrebata de los sueños de la noche y nos recuerda que debemos continuar la lucha cotidiana, nos hace conscientes del mundo imaginario e ideal en el que estábamos durante un instante, que se hizo breve y a la vez será eterno, porque ese instante será recordado, quizás no conscientemente, pero sí permanecerá, como un recuerdo que lanzamos al mar y se sumergió en él, pero que tarde o temprano resurgirá y flotará, empujado por una fuerza incognoscible e inexplicable.
La luz de la luna es el elemento real, mientras que la literatura es el elemento imaginario. Es la literatura un refugio, un mundo paralelo en el que nos movemos y del que a veces nos gustaría no salir nunca, preferiríamos no ver esa luz de la luna, para seguir en la mentira de la imaginación. La más dulce mentira, la única que merece ser vivida plenamente.

Pero al mismo tiempo que disfrutamos como niños de esta mentira, surge la eterna pregunta, melancólica, como todas las preguntas que son eternas; que escribió JMCoetzee en el final de 'Infancia' (cuyo protagonista es un niño que se afana en leer): "¿Cómo los guardará todos en su cabeza, todos los libros, toda la gente, todas las historias? Y si él no los recuerda, ¿quién lo hará?"

Espero que lo recordemos.

1 Comments:

Blogger Fake said...

La luna siempre poseera un tramo donde el claro de luz jamas llegue.

6:57 AM  

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